Solamente soy una chica de dieciséis años llamada Alejandra Gallucci de Bs. As. San Justo y prometo solemnemente que si buscas cordura, no la vas a encontrar por acá, así que anda cerrando la página y seguí con tu vida que este espacio lo uso para descargar mis locuras, mis pensamientos, sentimientos y demases boludeces. Lo que sí les aseguro, que podrán encontrar verdades, mentiras, lágrimas y sonrisas, celos y envidia o cualquier pelotudes que se me ocurra en la cabeza que lo pueda expresar con palabras. Muchas cosas son de mi vida cotidiana, me pasa algo, agarro lápiz y hoja y lo expreso en letras, puntos y comas. Historias mías y de los demás. Chusma por decirlo de otra manera.

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18 de julio de 2011

El tren de mi vida

La vida no es más que un viaje por tren: repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques y profundas tristezas en otros. Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas que creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje, nuestros viejos,. Lamentablemente la verdad es otra, ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y compañía irreemplazable. No obstante, esto no impide que se suban otras personas que serán muy especiales para nosotros, llegan nuestros hermanos, amigos y esos amores maravillosos.
De las personas que toman este tren, habrá también los que hagan un simple paseo. Otros que encontrarán solamente la tristeza en este viaje, y habrá otros circulando por el Tren siempre dispuestos a ayudar a quienes lo necesite.
Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente, otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento. Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son más queridos, se acomodan en vagones distintos al nuestro, por lo tanto se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos. Desde luego, no se nos impide, que durante el viaje recorramos el vagón y lleguemos a ellos. Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado, pues habrá otra persona ocupando el asiento. No importa; el viaje se hace de este modo: lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas pero jamás regresos.. Entonces hagamos este viaje de la mejor manera posible.
Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno lo mejor de ellos. Recordemos siempre que en algún momento del trayecto ellos podrán titubear y probablemente necesitaremos entenderlos.. Ya que nosotros también muchas veces titubaremos, y habrá alguien que nos comprenda.
El gran misterio al fin es que nunca sabremos jamás en qué estación bajaremos, y mucho menos cuando bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que esta sentado en el asiento de al lado.
Me quedo pensando si cuando baje del tren sentiré nostalgia.. Creo que sí. Separarme de amigos y familiares con los que hice el viaje será doloroso, dejar que mis hijos sigan solos debe ser triste. Pero me aferro a la esperanza de que en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron. Lo que me hará realmente feliz, será pensar que ayude con que el equipaje creciera y se hiciera valioso.
Hagamos que nuestra estadía en este Tren sea tranquila, que haya valido la pena. Hagamos tanto, que para cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío deje una importante añoranza y hermosos recuerdos para los que continúan el viaje.
- A todos los que hacen parte de mi Tren -

2 comentarios:

  1. Y esas ruedas que son rieles, y el acero que ya es piel. Este viaje al horizonte de nuestras manos acaba de comenzar. Ahi viene el sol!

    Saluditos.

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  2. No podria describirlo mejor,nose si es una cancion,pero lo que escribiste me encanto...
    te dejo un beso ,exitos :)

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